La primitiva
cárcel de Úbeda se encontraba en la calle Obispo Toral, haciendo esquina con la
calle Roque Rojas, siendo trasladada en 1783 al antiguo Pósito en la Plaza Vázquez de Molina. Tras
el traslado de la cárcel al pósito, la actual calle Juan Ruiz González
(primitivamente conocida como Calle de las Armas) sería conocida popularmente
como Calle de la Cárcel ,
dado que ella desembocaba directamente en la nueva prisión (perdurando este
sobrenombre en la actualidad).
El Pósito, construido
hacia 1558 y carente de monumentalidad, habría condicionado el urbanismo de la
Plaza Vázquez de Molina, transformando la proyectada plaza abierta en un espacio
quebrado en forma de L, como así lo han demostrado las últimas investigaciones.
Con la instalación de las dependencias carcelarias, se procedería a remodelar
la antigua fábrica.
Así, en la
actualidad nos encontramos con un edificio de dos plantas más buhardilla, en
donde se abren ventanas adinteladas enmarcadas con molduras. Sobre la portada
principal se dispone un balcón, así como el escudo real con una cartela ovalada
con el siguiente texto: “SE YZO ESTA OBRA
REINANDO EL S. D. CARLOS III QUE DIOS G. SIENDO CORREGIDOR JOSE RONJER”; a
ambos lados aparecen dos pequeñas cartelas rectangulares donde leemos: “AÑO / DE 1783” .
La portada
lateral se trata de un ancho dintel decorado con discos y formas geométricas,
con la cruz trinitaria en la clave, y jarrones en los extremos. Sobre ésta se
dispone un sencillo balcón rematado con frontón recto partido, en donde se
localiza un jarrón con la inscripción: “AÑO
DE 1771”. Sin embargo, esta portada no sería originaría del pósito sino que
procede de otro inmueble, a tenor de las antiguas imágenes que tenemos del
edificio.
Durante mucho
tiempo compartirían espacio los granos del trigo con los presos, tanto que se
hace necesaria la construcción de un nuevo edificio que sustituyera al antiguo.
A pesar de las peticiones de los regidores, éstas serían en vano.
La Real Orden
de 4 de julio de 1836 obligaba a que las cárceles tuvieran toda la dignidad
necesaria para evitar que los presos se fugasen, teniendo sus aposentos la
ventilación y salubridad necesaria. Por tal motivo, se plantea reutilizar el antiguo
Convento de San Juan de Dios como cárcel, proyecto que no llega a hacerse
realidad. Dos años después se plantear habilitar el desamortizado Convento de la Coronada y ubicar allí
una cárcel que sustituyera a la preexistente, carente de seguridad; sin
embargo, finalmente este proyecto tampoco se llevará a cabo.
Siguiendo los
deseos del Gobierno de mejorar las cárceles del país, «proporcionando
departamentos para hombres y mugeres separadamente, detenidos reos de altos
crímenes, y otros que no argullen la perversidad del corazon, la salubridad de
todas las estancias hasta de los calabozos», en febrero de 1847, y ante lo
costoso de levantar un nuevo edificio, el cabildo municipal plantea trasladar
las oficinas carcelarias al antiguo Convento de San Andrés. Cedido el antiguo convento
dominico por la reina Isabel para la construcción del nuevo pósito y alhóndiga,
las obras se iniciarían en 1848 -no estando exentas de problemas-.
El mal estado de la cárcel en 1856 obliga a
buscar un terreno idóneo para construir un nuevo inmueble, elaborándose el
plano y presupuesto correspondiente por parte de los arquitectos Manuel Padilla
y Manuel Mostaza. Un año más tarde, el Ayuntamiento recibe la autorización por
parte del Gobernador Civil de la
Provincia para adquirir la ruinosa casa de Francisco de los
Cobos para habitarla y destinarla a cárcel del partido (proyecto que tampoco
sale adelante).
En 1882 se
vuelve a insistir en la construcción de un nuevo edificio o reformar la cárcel
existente, especialmente en el caso de que se consiguiera la instalación en la
ciudad de un tribunal de partido.
Tras muchas
penalidades y numerosas intervenciones en el primitivo edificio, finalmente
Úbeda contaría con la financiación para construir la nueva Cárcel Modelo del
Partido, en donde serían fundamentales las gestiones llevadas a cabo por el
ilustre D. Leopoldo Saro Marín. Las obras fueron realizadas bajo la dirección
del maestro de obras Juan Moreno Rus, iniciándose el 21 de junio de 1927 e
inaugurándose al año siguiente. El presidio se edificaría en una zona de nueva
expansión de la ciudad, en la
Avenida de la
Libertad .
El antiguo
edificio del Pósito, una vez trasladadas las oficinas de la cárcel a su nueva
sede, se plantea cederlo al Patronato Nacional del Turismo con el fin de
instalar en él una hospedería. Sin embargo, finalmente se acuerda convertirlo en
la sede de la Zona
y Caja de Reclutas. A partir de esta época se producirían algunas mejoras en el
histórico inmueble, como serían las rejas que encontramos en las ventanas y
balcones, realizadas por Antonio Castillo o la incorporación de la portada lateral
(de la que ya hicimos referencia). En la actualidad funciona como sede de la Policía Nacional.
A pesar de
haber sufrido muchos años con el tiempo, la Cárcel Modelo de Partido se nos
muestra como una gran nave precedida por un tramo horizontal (creando una
planta en T) que se complementa con dos pabellones laterales separados por
patios; todo el espacio se delimita con un muro, creando un espacio
rectangular. Sin duda, lo más interesante es la fachada de estilo neomudéjar,
combinando el ladrillo con piedra enfoscada, y disponiéndose elevada sobre un
basamento de piedra. La fachada se compone mediante tres pabellones, unidos
mediante corredores compuestos con tres arcos carpaneles. El pabellón central
-ligeramente retraído por la presencia de una escalinata de doble tiro- muestra
un arco de medio punto con una moldura irregular, rematado con un pequeño ático
de ladrillo con aletones; por su parte los pabellones laterales se adelantan
hasta la altura de la escalinata, apareciendo ornamentados con vanos adintelados
decorados con molduras de orejas realizadas en ladrillo, siendo tipo de ventana
que se continúa en los laterales. Todo el edificio está unificado mediante un
pequeño entablamento de ladrillo -a la altura de la imposta de los arcos
carpaneles- y por la cornisa volada. Todos los vanos aparecen cerrados con
verjas de hierro.
Tras funcionar
durante muchos años como parque de bomberos y almacén del servicio municipal de obras y mantenimiento, en
la actualidad se encuentra sin uso y en pésimo estado de conservación. Sin
duda, se trata de un edificio totalmente desaprovechado y que urge su
recuperación y puesta en valor (pudiendo funcionar como centro social o
cultural de la zona norte de la ciudad).