¡¡¡VERGONZOSO!!! Así se podría definir la actitud que actualmente tiene nuestra ciudad en relación con el inmigrante, y la predisposición que tiene nuestro consistorio que se jacta de su carácter social y solidario con el desprotegido.
Pasear por las calles más céntricas de Úbeda a la hora del cierre del comercio es contemplar un espectáculo dantesco. Personas apiñadas (PERSONAS, nada de calificativos como “moros”, “negros” o similares, simplemente PERSONAS) en busca de un sitio donde dormir, cogiendo trozos de cartones de la basura para elaborar un lecho algo más calido, peor que si fueran animales, ya que nuestro consistorio ha decidido cerrar los pocos sitios habilitados para intentar echarlos.
Lógicamente si estos sitios están abiertos, muchos de estos extranjeros se quedarán aquí con la esperanza de lograr un posible trabajo, a pesar que no haya posiblidad. Sin embargo, tampoco es solución dejarlos a la intemperie en estas heladas noches de invierno, con una actitud totalmente inhumana e insolidaria. Mejor viven nuestros coches en sus cocheras o nuestras mascotas junto al brasero. En estos días pre-navideños todos deseamos lo mejor a nuestros seres queridos y amigos, pero nos olvidamos de quienes verdaderamente lo pasan mal, apiñados en la puerta de nuestra casa, que salieron de sus países con la vana esperanza de lograr un futuro mejor y llevar dinero para sus familias. Bastante desgracia es nacer en un sitio equivocado, para que encima intentes prosperar a costa de tu vida (el tema de las pateras ya es de sobra conocido), y encima te cierren más puertas por el color de tu piel. Históricamente España ha sido un lugar de paso, un sitio de encuentro forjado por numeros inmigrantes de todo tipo (aunque nos cueste creerlo). No hace mucho tiempo era el españolito de a pie quien emigraba para trabajar, y ahora no sólo no nos acordamos de eso sino que nos hemos vuelto mucho más insolidarios, dentro de nuestra sociedad de bienestar.
Animo a los lectores a darse una vuelta por la calle Nueva en torno a la hora de cierre de los negocios, en donde todos los ciudadanos acaban de realizar sus compras navideñas (a pesar de la crisis, en esta época no nos ha de faltar nada). Todas las entidades bancarias se convierten en improvisados dormitorios comunales, mientras que los más desprotegidos logran alojamiento en los pasajes comerciales. Especialmente el Pasaje Nueva Victoria se convierte en el principal lugar de acogida, debido a su amplitud y su carácter abierto, ya que recientemente los vecinos del cercano Pasaje San Miguel han optado por cerrarlo con una verja (curiosamente donde vive un conocido concejal socialista que, en vez de atender sus responsabilidades, mira a otro lado y sonríe con cara de bobalicón).
Desde aquí quisiera denunciar públicamente al Ayuntamiento por su actitud inhumana en relación al emigrante, por no saber reaccionar adecuadamente ni a tiempo ante la avalancha de emigrantes que cada año vienen a nuestra ciudad en busca de trabajo, sin que sepan actuar consecuentemente, con alojamientos improvisados o, en el peor de los casos, cerrando el dispositivo de emergencia de atención al inmigrante cuando más lo necesitan. ¡¡¡QUE NUNCA NOS VEAMOS EN SU SITUACIÓN!!!
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