Las pinturas murales del Oratorio de San Juan de la Cruz de Úbeda

Texto e imágenes: jmalmansa


Esta capilla barroca, construida sobre la celda en la que murió el místico poeta, sufrió innumerables peripecias desde el cierre del Convento de San Miguel tras las desamortizaciones eclesiásticas. Rehabilitado al culto desde finales del siglo XIX, sufrió numerosos daños durante la Guerra Civil que, entre otros aspectos, supuso la destrucción del primitivo sepulcro de San Juan de la Cruz realizada en 1931 por los hermanos Boluda. Precisamente se debe a Palma Burgos el actual túmulo, que representa al santo yacente, vestido con el hábito carmelitano, y con las manos sobre el pecho sosteniendo un crucifijo.


Además de la restauración del retablo barroco, se debe a nuestro artista la realización de cuatro grandes lienzos verticales que vendrían a engrandecer la rotonda del oratorio. Concretamente se trata de cuatro pinturas alegóricas sobre el místico poeta, cuyas denominaciones recuerdan sus poesías; así, de izquierda a derecha, encontramos las siguientes pinturas: Cántico Espiritual, Subida al Monte Carmelo, Noche Oscura y Llama de amor viva (de estas obras se conservan bocetos en el Museo del convento). Debajo de cada una de estas pinturas aparecen cartelas con fragmentos de poemas de San Juan de la Cruz, mientras que en la parte superior están escritos los nombres de lugares vinculados al Santo: La Peñuela, Baeza, Beas y Carmelo.

Pasemos a un análisis más pormenorizado de las pinturas:

- Cántico espiritual: una imagen bucólica, que muestra un paraje natural con arbolado y riachuelo, presidido por Jesucristo como Divino Pastor viglando su rebaño de ovejas, con un ángel en el ángulo superior derecho iluminándolo con su gloria.



- Subida al Monte Carmelo: se trata de un lienzo muy dramático, que muestra un hombre esposado y cubierto de cadenas, recluido en sí mismo, delante de una verja. A la izquierda aparece una escultura pétrea de la Justicia, con una venda en los ojos y portando un libro (si bien en el proyecto aparecía con una espada), junto a la cual hay una pequeña ciudad amurallada. Desde aquí se inicia un camino espinoso en una montaña, cuyo perfil sinuoso refleja una figura asexuada con los brazos abiertos, a modo de crucificado, con una cruz en su pecho. Además, aparece una alegoría de la Esperanza (imagen femenina portando un ancla), disponiéndose una fortaleza en la parte superior del camino.



- Noche Oscura: representa al santo carmelitano arrodillado rezando ante Cristo en la cruz, diseñada ésta con gran originalidad mediante tres grandes clavos unidos por un vértice y con ramas de espino, con una perspectiva muy forzada. En el lado izquierdo, entre la bruma, aparecen dos ángeles mancebos portando el cáliz, mientras que a la derecha aparece una arquitectura fantástica presidida por la cruz.



- Llama de amor viva: el ángulo superior izquierdo está presidido por la representación de la Santísima Trinidad, con una iconografía que recuerda a algunos ejemplos existentes en la antigua Universidad de Baeza: Dios Padre sosteniendo a Cristo muerto en la cruz, acompañado por los ángeles y con la paloma del Espíritu Santo revoloteando encima. En la parte inferior, entre rocas y árboles, aparece un libro abierto con la cruz de gloria, ubicándose a la derecha el Santo en éxtasis, ascendiendo en oblicuo hacia la Trinidad.    



Por su parte, la rotonda octogonal del Oratorio se cubre con bóveda gallonada decorada con celajes y nubes entre las cuales aparecen querubines. Igualmente referir que, en los lunetos, aparecen marcos rectangulares y molduras cruciformes que se complementan con cintas, motivos vegetales y frutales.
Además de estas pinturas Palma Burgos ornamentaría los paramentos del coro alto, lugar en donde se veneran las reliquias del santo, realizando asimismo el retablo neobarroco que aloja el relicario.

Cubierto con bóveda de cañón con lunetos, este lugar se decora con cabezas de querubín entre nubes de gloria en donde emergen una cruz de gloria y un cáliz. En el muro se dispone un lienzo que representa la muerte del Santo, complementado con aletones vegetales, el escudo carmelitano y pinturas murales en donde figura la siguiente inscripción: “ESTE SITIO FUE LA CELDA DONDE MURIÓ N.P.S. JUAN DE LA CRUZ EL 24 DE DICIEMBRE DE 1591. Los muros laterales presentan sendas molduras cuatrilobulares decoradas en el centro con ramilletes de azucenas y rosas, mostrando en el resto abigarrados roleos vegetales y motivos florales y vides; además, aparecen cartelas con símbolos de la Pasión de Cristo (como serían los clavos, o la lanza y los flagelos), y fragmentos poéticos del santo.

El oratorio sería reabierto al culto el domingo 25 de agosto de 1957 gracias al celo de fray Pedro del Niño Jesús, y bendecida la obra por el Obispo Félix Romero.

Reformas en el convento de Santa Clara

Sin duda, cualquier obra que se realiza en la ciudad puede deparar alegres sorpresas.
Así ha sido en el caso del Convento de Santa Clara, en donde se ha intervenido en el lugar del torno, eliminándose tabiques y sacando a la luz estas dos arcadas apuntadas que, de nuevo, nos recuerdan la antigüedad del edificio, el más antiguo convento femenino de la ciudad en activo.

El antiguo Hospital de San Antón Abad de Úbeda

Las fundaciones hospitalarias en Úbeda fueron numerosas desde época antigua, tal y como nos relata Ruiz Prieto, el cual afirma que posiblemente existiera una por cada parroquia (si bien algunos estarían sin documentar). De hecho, el historiador cita hasta trece fundaciones hospitalarias, los cuales serían los siguientes: Hospital de Santiago, de los Honrados Viejos del Salvador, de Pero Almíndez o de San Jorge, de San Pedro y San Pablo, de San Antón Abad, de los Pobres de Jesucristo, de Dios Padre, de Santo Domingo, de San Millán, de Santa Ana, de Nuestra Señora del Rosario, de San Andrés, de San Gil, entre otros.  Tan sólo una de todas estas fundaciones hospitalarias llegó al siglo XX, y se trata del Hospital de Santiago, sustituido en 1975 por el nuevo Hospital "San Juan de la Cruz".

El Hospital de San Antón Abad se situaba en la collación de San Lorenzo, pues en varios documentos del archivo municipal se mencionan casas linderas a dicho establecimiento benéfico. Estaba dedicado a curar el ergotismo, un tipo de herpes popularmente conocido como "fuego de San Antón" o "fuego del diablo", y que era una enfermedad bastante frecuente en la Edad Media. Por tal motivo, se celebraban las hogueras pues se suponía que gracias a éstas se alejaba esta enfermedad (si bien lo que verdaderamente alejaba eran a las pulgas y a otros molestos insectos). Años más tarde se sumaría la bendición de los animales domésticos, al convertirse San Antón en su patrón (por su condición de eremita, estando rodeado de numerosos animales que acudían a él durante sus oraciones).  

Todo parece indicar que la fundación del antiguo Hospital de San Antón se realizaría durante el reinado de Alfonso X (1252-1284), quien establece una encomienda en el hospital, es decir, sus empleados estaban exentos de impuestos, milicia y otras cargas por privilegio de los reyes de Castilla (lo cual sería refrendado, al menos, hasta el reinado de Felipe IV). El hospital tenía su juez apostólico, comendador de la Orden de Freyres Quemados, demandaderos, colectores, criados y familiares para el cobro de rentas, frutos, diezmos y limosnas… todo lo cual demuestra la gran importancia que tuvo dicha institución.

En 1609 aún existía la Cofradía de San Antón, con sede en la iglesia de San Lorenzo, si bien por aquella época la fundación hospitalaria ya no existía (desconociendo cuando se produce su extinción). A partir de este momento, y de forma progresiva, se procedería al desvalijamiento de la institución, pasando sus bienes muebles a la iglesia parroquial (y siendo adquirido el antiguo ediificio por parte de la familia Rivera, quienes lo rehabilitarían como vivienda particular).

De hospital quedan algunos restos en la calle Afán de Rivera, en deficiente estado de conservación. Se trata de una construcción de dos alturas, con escasos vanos al exterior, que destaca por su portada principal hecha en sillería: de dos cuerpos, el inferior presenta un vano adintelado de ancho dovelaje castellano, enmarcado por alfiz, que destaca por la original forma de encajar las dovelas de su dintel, mediante la combinación machihembrada de lóbulos (esquema compositivo que se repite en la portada de los pies de la iglesia de San Lorenzo); en su clave se dispone el anagrama de Jesucristo (IHS), con el escudo de la Orden (la cruz en Tau), y tres pequeños roleos góticos. Su cuerpo superior, flanqueado por finos baquetones, presenta una ventana adintelada rematada con crestería gótica.

En un lateral de la fachada, oculta por capas de cal y transformada en una pequeña ventana, se encuentra una segunda portada adintelada con los escudos de la orden a ambos lados, de menor tamaño y que posiblemente funcionaría como puerta de servicio.

Al interior sobresale por la presencia de un gran patio columnado, fechado hacia el siglo XV, con pilares ochavados de capitel trapezoidal, sobre los que apean zapatas de madera. Muy interesantes son las crujías con alfarjes de madera, en donde aún quedan restos de policromía con motivos góticos (los cuales se pueden relacionar con las pinturas del sotocoro de San Lorenzo). En un ángulo del patio se sitúa la caja de escalera, con una doble arcada sobre columna toscana y presidida por el escudo heráldico de los Rivera (siendo ya una construcción fechada entre los siglos XVI-XVII).

Como era frecuente en este tipo de instituciones, todo hace pensar que esta institución tendría capilla. Posiblemente sería un templo de una nave, que se cubriría con alfarje de madera (a excepción de su capilla mayor, que podría hacerlo con bóveda de piedra). Posiblemente esta cubierta sería el alfarje que actualmente se localiza en el sotocoro de la iglesia de San Lorenzo, pieza mudéjar posiblemente del siglo XV que sería reaprovechada en este lugar al clausurarse el hospital (lo que explica la libre disposición de algunas tablas, entre las cuales se encuentra la cruz en tau y la imagen de San Antón), complementándose con nuevas piezas (especialmente en el lado derecho, en donde se aprecia un diseño unitario).

Posiblemente también de este antiguo hospital sería la imagen de San Antón que se localizaba en el desaparecido retablo mayor de la iglesia de San Lorenzo y que, según el testimonio oral de Francisca Fernández Leiva (“Paca, la Campanera”), acompañaría a las imágenes de San Lorenzo, San Juan de Mayo, San Rafael, la Purísima Concepción y el Cristo del Soldado (todas ellas igualmente procedentes de diversos lugares de la ciudad). Sabemos que la escultura de San Antón está documentada aquí  desde 1583, pues en ese año el entallador Marcos Hernández se obliga a labrar una escultura para Villacarrillo similar a la existente aquí.   

En la cercana ciudad de Baeza existía otro convento-hospital dedicado a San Antón, del que aún quedan restos, localizados junto al Paseo de la Constitución, y que actualmente alberga el archivo y biblioteca municipales.