Cobrar la entrada

Muy brevemente.
El próximo 1 de mayo se comenzará a cobrar entrada en la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares. Sin duda, un gesto que creará polémica.
Para empezar saldrán las frases de "hay que ver, que todos hemos pagado las obras de restauración y la iglesia no ha pagado nada"... "yo no pago por entrar una iglesia"... etc. Bueno, la opinión de cada uno es respetable... eso sí, existen horas de culto y horas previas donde la iglesia está abierta, y tampoco es que se vea mucha gente... eso sí, actualmente sí se ven hordas y hordas de turistas que, cual bárbaros, entran sin ningún respeto en el edificio que, no lo olvidemos, es un lugar sagrado (ya seas creyente o no, ante todo debemos respetar las creencias de los demás).
Personalmente pienso que lo de cobrar para entrar en un monumento no debería uno ni plantearse. Es algo de lo que deberíamos estar ya acostumbrados. Vale, es un fastidio, pero cuantas veces no salimos fuera de turismo y pagamos X por entrar en cualquier monumento (que a veces es totalmente un engaño, no nos venden nada). Úbeda tiene cosas que ver, y cosas con las que generar empleo y riqueza: ¿porqué desaprovecharlo?
Eso sí, tampoco queramos engañar al turista. Si pagan y ven cosas dignas de ver, lo contarán en su ciudad de origen y atraerá más gente. Si le engañan, irá contando pestes del turismo ubetense.
Cuidar un patrimonio conlleva un gasto. Ya sólamente teniendo el coste que tiene hoy en día la factura de la luz nos podemos hacer una idea... Además, en ocasiones parece que si no pagas por ver algo no tiene valor. ¿Cuantos músicos buenos puedes escuchar en la calle y no le das ni propina, y luego te pagas 20, 30 o 50 euros por un artista famoso que se desgañita y te defrauda totalmente al comparar con las canciones del disco que -seamos sinceros- se ha bajado de internet?
La cultura del duty-free en España ha sido excesiva, reconozcámoslo, y hemos perdido el respeto a todo el trabajo que hacen los demás, quienes emplean muchas horas de su tiempo para producir. Por ello, quizás haya que pagar un poco para apreciar mejor las cosas... eso sí, sin pasarnos y teniendo en cuenta el contexto económico en que hoy en día nos movemos...
Ahora tocará esperar la reacción de aquellos que nunca entran en una iglesia y que, aprovechando esta excusa, alardearán del precio de la entrada a bombo y platillo.