El Ecce Homo de Borja

Gran revuelta ha generado la "restauración" del Ecce Homo de Borja (Zaragoza). Y buena la ha liado la insigne artífice, la aficionada pintora Cecilia Giménez. Sin duda, ha sido una noticia divertida dentro del maremagnum de tristezas, desgracias y penas que nos invaden en los últimos meses. Prueba de ello ha sido el aluvión de versiones que ha generado la imagen inacabada del "ecce-mono" borgiano, en donde han tenido cabida personajillos populares como Paquirrín o Belén Esteban (que, sinceramente, casi dan más miedo que la pintura de nuestra artista).
¿Qué opino del tema de esta "restauración"? (o bueno, quizás el término más acertado sería "intervención")
Bromas apartes, la señora Cecilia ha logrado varias cosas.
En primer lugar, ha conseguido situar su pueblo en el mapa, que ya es un logro: buena campaña publicitaria ha tenido el municipio, a un precio irrisorio, y que ha atraído a numerosos medios de información del mundo entero. Además de que ya empiezan a llegar turistas interesados en ver el mural (¿desbancarán las visitas a la Capilla Sixtina?).
En segundo lugar, ha demostrado el precario estado de conservación -y especialmente de protección- en que se encuentran muchas de las obras del patrimonio histórico-español, cuya custodia a menudo se encuentra en manos de gentes que, con más fe que conocimiento científico, se dedican a "restaurar" por su cuenta y riesgo, contando con el beneplácito del párroco de turno (siempre dispuesto a ahorrarse unas perrillas). Y esto no es algo que pase ocasionalmente, si bien no es tan sonoro (¿o quizás sí existen casos pero no tan conocidos por no ser tan 'jocosos'?).

 
Sin embargo, no echemos la culpa a la Iglesia Católica que, en gran medida, es la responsable de conservar (más o menos, siempre hay matices) nuestro rico patrimonio. También las administraciones públicas son las responsables de proteger y restaurar el patrimonio y, en ocasiones, "echando mano de mis amiguetes que lo hacen a un buen precio", tenemos sonoros patinazos en el ámbito de la restauración. Para muestra, podría mencionar el Teatro ¿neorromano? de Sagunto o la iglesia ¿neomudéjar? de Santa María de Úbeda. Son dos ejemplos que me vienen ahora a la cabeza, pero demuestra la necesidad imperiosa de que, a la hora de proceder a restaurar nuestro patrimonio, es necesario la colaboración de un grupo multidisciplinar y no la presencia de un grupo 'multidisciplinar de amiguetes' del político de turno, más interesados en llenar sus bolsillos que en la obra de arte.
Pero bueno, volviendo al tema del Ecce Homo de Borja. Todo parece indicar que la imagen recuperará su imagen original (ya está un equipo de restauradores trabajando en ello). Sin embargo, pase lo que pase, la imagen ya es un icono artístico del calibre de la versión de la Mona Lisa de Duchamp. Felicidades Señora Cecilia, con un par de pinceladas ha logrado en un santiamén un hueco en el mundo de la Historia del Arte. !Usted, señora mía, sí que es una artista!

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