El Grupo “Gavellar”


Ya próximos al mes de mayo, se suceden las actividades vinculadas a la tradicional romería de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de Úbeda y Alcaldesa Perpetua de la Ciudad. Sin duda, la imagen de la patrona y su ermita en el arroyo del Gavellar se convierten en elementos claves de los ubetenses, y su repercusión se muestra en el quehacer cotidiano de la ciudadanía, más allá de la devoción popular. Prueba de ello es el hecho que muchas calles, comercios, cooperativas, y un largo etcétera lleven algunos de los nombres asociados al culto de la patrona (uno de los últimos ejemplos que más suenan en relación con esto, tanto metafórica como acústicamente hablando, sería el grupo musical “Guadalupe Plata”).
En el ámbito de la pintura ubetense de las últimas décadas, quisiera sacarles el recuerdo de un grupo de pintores locales que tomaron a la Virgen de Guadalupe como estandarte de su pintura: se trata del Grupo “Gavellar”, integrado por los pintores Antonio Millán, Andrés Garrido, Pepe Dueñas y Antonio Espadas, quienes expusieron su obra en Málaga y Madrid, así como en otras muestras colectivas celebradas en ciudades españolas y extranjeras en la década de los ‘70.

El primero de ellos es Andrés Garrido Aranda “El Garri” (1918-1976) quien inicia su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Úbeda, donde fue alumno de Cristóbal Ruiz. Tuvo que interrumpir sus estudios artísticos para marcharse al frente en la Guerra Civil, pudiendo continuarlos cuando finalizó la misma, siendo entonces alumno de Narciso Alvarado, quien le nombró su auxiliar.
Su trabajo como mecánico sólo le dejaba libres las noches y los domingos, momento que aprovechaba para pintar la porción del paisaje que escogía. Uno de sus máximos sueños era exponer, cosa que logra realizar de forma conjunta en la Agrupación Artística Cultural Ubetense, en su sede de la calle Muñoz Garnica (actual Casa de Cofradías); años más tarde lograría exponer su obra de forma independiente.
A su estilo primitivo, rayando a veces en lo ‘naïf’, va imprimiendo una gran madurez por influencia con los artistas Domingo Molina y Palma Burgos. Tras tocar varios temas, se vuelca de lleno hacia el paisaje y refleja diversos rincones de Úbeda, caracterizados por su realismo y donde refleja su luz y color.
Fue el primero del grupo en fallecer, motivo por el cual el resto de sus compañeros realizarían una exposición como homenaje póstumo.   

Aunque nació en Madrid, Antonio Millán Sánchez (1924-2008) era descendiente de andaluces y muy pequeño llegó a Úbeda (puesto que su padre trabajaba en las obras de la línea ferroviaria Baeza-Utiel), quedando ya para siempre ligado a la ciudad.
Recibió clases de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios, y su afición a esta disciplina artística le llevó a dedicarse a la delineación en materia de construcción de obras públicas y topografía, llegando a ser funcionario del Ministerio de Agricultura.
Establecido en Madrid, fue uno de los impulsores y fundadores de la Casa de Úbeda en Madrid. Además de colaborador de la revista “Vbeda”, fue el principal coordinador de la revista “Gavellar” de temática ubetense. En esta revista comenzó una sección habitual de vocablos tradicionales ubetenses, que irían acompañados por divertidas ilustraciones realizadas por él mismo, que darían lugar a la posterior publicación del libro “Úbeda Básico”.

De familia humilde, José Dueñas Molina (1940-2005) inicia sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Úbeda, en donde tiene como maestros a los profesores Narciso Alvarado, Francisco Palma Burgos y Domingo Molina Sánchez.
A pesar de sus deseos de ampliar sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, finalmente entraría a trabajar en el taller del imaginero Palma Burgos, quien había sido su maestro en la Escuela de Artes y Oficios. Posteriormente obtiene el título de graduado en Artes Plásticas -especialidad en Decoración-, trabajando profesionalmente como pintor decorador.
En su faceta como pintor artístico participaría en diferentes concursos, exposiciones y certámenes de pintura, cosechando los primeros premios y popularidad: I Concurso de Pintura Universitaria, Jaén (1975), I Muestra de Artesania Popular, Úbeda (1981), cartel de la Feria de San Miguel…
Dentro de su producción cabría citar el gran desarrollo que adquiere el género del bodegón y del paisaje, destacando especialmente por el retrato, empleando el óleo como técnica principal. Sus pinturas se encuentran en colecciones privadas, dispersas entre Portugal, Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, La Coruña, Granada y otras ciudades.
Entre 1957 y 1959 trabajaría en la restauración del interior de la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda (Jaén), a las órdenes del maestro Mohedano, enviado para tal encargo por el escultor Juan Luis Vasallo. Así mismo, a él se debe el descubrimiento de las pinturas murales del siglo XVI en el Palacio Vázquez de Molina de Úbeda (1974), que serían restauradas por la Consejería de Bellas Artes.
Al margen de su producción artística, Pepe Dueñas fue fundador y directivo de asociaciones culturales ubetenses como “Adelpha-Úbeda” (dedicada al patrimonio ubetense), “Amigos de la Música”, “Tirsos y Caretas”, “Maranatha”, “Sembradores de la Alegría” (vinculadas a la música y al teatro), entre otros.
Fallecido de una rápida enfermedad, el cariño que le profesaban sus paisanos se vio reflejado en la creación de un premio con su nombre, que se entrega anualmente en el Teatro Ideal Cinema con motivo del carnaval. 
Es padre del también pintor y grabador Juan Jesús Dueñas Ruiz.

El último pintor vivo del grupo “Gavellar” es  Antonio Espadas Salido (1933), quien inicia su formación en Dibujo y Pintura en la Escuela de Artes y Oficios de Úbeda. Aprueba el ingreso en la Facultad “Santa Isabel de Hungría” de Sevilla y, a partir de 1955 comienza su actividad expositiva por diversos municipios de la provincia (Linares, Jaén y Quesada), compartida con su trabajo cotidiano en una droguería.
Artista vocacional y sensible, su pintura recoge el universo más próximo de su paisaje de manera sincera. En cuanto a su estética, ésta se relaciona con una visión postimpresionista, concebida con pinceladas delicadas, reflejando paisajes (generalmente rincones de Úbeda y campos de olivares), con tonalidades cálidas. Como el propio pintor declara, “en el paisaje que me rodea -en el de mi tierra-, las luces y las sombras juegan y se complementan de una forma muy especial, y no me refiero a las que el día determina, aludo, también, a las que se engendran en la noche”. Generalmente suelen ser paisajes donde no aparece gente, “porque la gente está dentro, más allá de la luz, en ese bar que hace esquina, en el balcón cerrado, viendo pasar la vida”.
Su obra ha sido expuesta en numerosas ocasiones, tanto de forma individual como colectiva, especialmente en la provincia de Jaén, así como en Madrid, Málaga e incluso México. En 1996 celebra una muestra retrospectiva en la sala de exposiciones del Hospital de Santiago de Úbeda, con un centenar de piezas.
De forma paralela, realiza diversas actividades como escritor e ilusionista, sintiendo igualmente afición por el teatro y participando dentro de la compañía “Tirsos y Caretas” de Úbeda.
Es padre del imaginero ubetense Antonio Espadas Carrasco.


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