“Brujas la muerta” fue el título de una novela publicada por Georges Rodenbach en 1892 y que describía esta ciudad belga anclada en su pasado medieval. La novela tuvo una gran acogida y sirvió para activar el turismo en esta ciudad y convertirla en uno de los principales destinos turísticos de Bélgica.
En el caso de Úbeda podríamos escribir una novela con un título parecido, si bien optamos por simplemente describirla como una ciudad enferma, gravemente enferma. Su dolencia radica en el abandono de sus calles y la total pasividad por parte de sus habitantes.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cinco años más tarde pocos son los cambios que se puedan palpar en nuestra ciudad. Es cierto que se han realizado algunas obras orientadas a revitalizar determinados espacios de nuestra ciudad, si bien no todas las necesarias, pues aún se deberían realizar alguna que otra intervención: eliminación del asfaltado y cableado aéreo en el casco histórico, adecentamiento de la muralla, aumento de la zona peatonal y disminución del tráfico rodado, etc.
Sin embargo, una de las primeras asignaturas pendientes es la concienciación de sus habitantes de lo que significa vivir en una ciudad con esta distinción. Es tarea fundamental de TODOS de cuidar el patrimonio histórico-artístico de la ciudad, que no es solo nuestro y de nuestros descendientes, sino que pertenece a toda la Humanidad, siendo nuestra labor la de salvaguardarlo y protegerlo para disfrute de TODOS. Con todo, existe otra lección que no estaría de más aprender, que afectaría a los ciudadanos de cualquier ciudad, y que sería referente a la educación urbana y aplicación de normas cívicas: respeto, limpieza, etc.
Nuestra ciudad adolece de numerosas dolencias que se hace patente en cada rincón de la misma, y que frecuentemente se repiten: suciedad, abandono de fuentes públicas, ausencia de zonas verdes, existencia de estorbos en la vía, numerosos coches aparcados en cualquier sitio, etc. A pesar de que caiga en saco roto, entre los numerosos problemas que sufre Úbeda se podrían indicar los siguientes.
Fuentes
Las fuentes de nuestra ciudad son uno de los bienes más descuidados de nuestra ciudad, pues aparecen en muy mal estado de conservación, con numerosas fugas, y gran cantidad de suciedad sobre su superficie. Entre los ejemplos más vergonzosos se podrían citar la fuente de la Plaza Vázquez de Molina, procedente del arruinado Palacio de los Cobos, remendada con cemento, con numerosas fisuras donde sale el agua, dotada de bombillas que siempre están fundidas, y con el agua sucia y verde. Si tuviéramos que comparar esta céntrica fuente con las del Pópulo o de Santa María en Baeza, sin duda saldríamos perjudicados. Se debería plantear una intervención adecuada, o incluso sustitución por una copia, especialmente teniendo en cuenta que es un lugar estratégico donde nuestros turistas se hacen la típica foto de recuerdo. Otros ejemplos vergonzosos serían la fuente de la Plaza de San Pedro o la del General Saro, auténtico vertedero donde se acumula basura, con focos fundidos, con atentados al grupo escultórico, etc.
Zonas verdes
Son pocas las zonas verdes en nuestra ciudad, y muchos los solares abandonados. Se debería promover la creación de pequeñas zonas verdes dentro del casco histórico, así como a la plantación de más arbolado en nuestras calles. Un ejemplo podría haber sido la calle Trinidad, donde hubiera sido preferible disponer más árboles y menos elementos de mobiliario urbano que entorpecen el tráfico de viandantes y coches.
Solares y casas en ruina
Encontramos numerosos solares en Úbeda, muchos de los cuales se podrían aprovechar para realizar pequeños parkings (bien en planta, u ocultados como edificios de varias plantas) que paliaría el grave problema que tenemos para aparcar. Igualmente se debería promover la rehabilitación de numerosas casas que, día a día, se van cayendo sin que nadie haga nada para evitarlo, a pesar incluso de estar catalogadas (como ocurrió recientemente en la calle Compañía).
Adoquinados
Se debería promover el adoquinado en toda la zona del casco histórico de Úbeda en vez del asfaltado, promoviendo asimismo la creación de mayores zonas peatonales o de reducción de tráfico rodado. En los últimos años se procedió a rehabilitar la calle Real, y pocos años más tarde encontramos numerosos parches en la misma, con solerías rotas, enchinado suelto, etc. que, además, no es repuesto. Sin embargo, lo peor es la confluencia con calles colindantes, realizadas con cemento, que da una imagen negativa de las obras efectuadas.
Cableado aéreo
Otro grave problema, a pesar de las intervenciones efectuadas en la Plaza de San Lorenzo o la citada del Real, es ver como el cableado cruza de una acera a otra, y se continúa por las viviendas como si fuera parte propia de la arquitectura. Sin duda, otro elemento que se debería ocultar, especialmente teniendo en cuenta que las instalaciones ya están realizadas.
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